martes, 27 de agosto de 2013



MARTIN'S BLOG

Mixing travel with work in Likuni could not have been more fruitful than our recent excursion into northern Malawi. After a gruelingly cramped seven hour bus journey, finishing with sways through the bright pines and lush green prairies, we disembarked (an honest term for getting off a bus in Malawi) into the busy streets of Mzuzu. After a few turn of streets, Marta pointed out a stand offering fried skewered mice, still with ample fur, long thin tails and recognizable denture, all to the calming down of a ravenous appetite we had cultured. We ended up quenching our thirsts for cerveza (which has done all but diminish whilst in Malawi) in a shady garden where we met with ‘Freedom`, a local teacher that had previously been in contact with Oscar. There we made plans to visit his home, a one room shack overlooking field and cattle, and his school, reached by a half hour drive through typically Northern timber forests and formed of half-finished buildings with absolutely no resources that can lead to a worthwhile education. We stayed one night at the pleasingly cosy backpackers ‘Mzoozoozoo lodge’, which we all agree, with the meager one sheet duvet, the deceptively high altitude and a naïve arrangement of night wear, remains one of our most freezing sleeping experience. Upon arrival at the school the following morning, it became clear how much our presence meant for them as we were greeted with a celebration of song and dance, an arranged meeting with the village chief, a community of elders and a horde of kids. After taking Freedom´s details and promising to bring funds for fundamental and basic needs – finishing the buildings, buying exercise books and the creation of a rudimentary library - we left to head for the shores of Nkhata Bay. With the drive only just surpassed by the enchantingly beautiful succession of bays that draw the coastline of this surprisingly untouched region, we arrived to the quaint lakeside bungalows that had been waiting for us. After spending hours indulging the scenery – leaving the Martas tanned and Jorge Spain-red, listing the number of places we´d like to make ours and a bar outing leaving Nacho and I with no memory of the according-to-segun-Marta ‘very eventful’ night, we had to leave this paradisiac outing behind and come back to our beloved Lilongwe.

The thought of leaving Malawi, the people we have worked with and the compañeros gives me much to ponder. The first reality came when Nacho and I decided to take a stroll through the surrounding ´barrio´, Chinsapo, the feeling of finding oneself in an entirely different world hitting harder, one face after another. The immediately ensuing visit to Senga Bay, its unforeseen surroundings and the extraordinary kindness of the local people, left me somewhat unprepared for the visit to the orphanage, our hearty hotel breakfast going down uneasy after Margaret telling us that famine would ravage across Malawi in the coming months, and, that what the orphanage currently provides still leaves these ‘niños menores de ocho años` hungry. My closest relation with Malawi has come through its people, and namely, ´Alfred´ and ´Chief´ -  the latter of which, upon contraction of Malaria, decided to keep on working until finally obliged to take a least a day off,  brushing it all off with the same warm smile encountered in all Malawi.

It is now only a few days before I leave and I am coming back from the chaotic ´chabola´, a few hundred thousand inhabited, where we have finally managed to meet with the families of our painter friends in their iron sheet dwelling. I write this to say thank you, to the people that have contributed to the project, to the people I have enjoyed living with and to the people of Malawi that have taught me far more than I could have had imagined. Outside the colossal personal enrichment experience this has been, it must be followed with the same energy once back in Europe so that we can assist (with comparatively low sums) the projects of development we have encountered.

Zikomo Kwambiri.


Martin

miércoles, 14 de agosto de 2013

Hola a todos!!!

Como siempre, pedimos perdón de antemano por la tardanza en actualizar… Las sisters dicen que el wifi sólo funciona cuando hace sol…

En lo que respecta al trabajo de nuestros pintores, la Private Wing ya está casi terminada! De 19 habitaciones sólo quedan 3 por pintar y el pasillo. Calculamos tener todo el edificio acabado antes del viernes de la semana que viene, fecha en la que Martin finaliza su estancia en Malawi. Los médicos también se han ‘calzado’ el mono de pintores para ayudar a Martin, Jorge y Marta a acelerar el trabajo y hacer frente a otras necesidades como pintar y arreglar los carros de curas del departamento de pediatría del hospital.
Por otro lado, Marta Marí, Nacho y Pilar están concentrados en preparar una presentación para el personal sanitario sobre todos los aspectos que, tras tres semanas,  consideran que se deben mejorar. Siguiendo el consejo de Blessing, un clínico del hospital, acudimos todos a urgencias el sábado después de cenar. Éste nos dijo que los viernes y sábados por la noche se producen más accidentes de tráfico debido, principalmente, al consumo de alcohol. Pudimos comprobar que este departamento funciona bastante bien, es eficiente y rápido en el trato.
El domingo por la mañana recibimos una peculiar invitación. Nuestro queridísimo frutero y verdulero Magon estuvo encantado de recibir a Marta Marí y a Nacho en la DIVINE  BIBLE LIFE CHURCH. Nuestra pareja quedó bastante impresionada en diversos momentos de la celebración: cuando el cura gritaba ‘up up jesus, down down Satan’ o cuando éste y su traductor rezaban en círculos murmurando y haciendo gestos muy expresivos. Aun así, nuestro amigo Magon estuvo muy contento de que asistieran y ya está preparando la boda de Marta y Nacho por el rito de la Divina Biblia.
Sin embargo, el domingo todavía nos depararía más anécdotas que contar. Comimos en Lilongwe y en la estación donde  cogimos la matola de vuelta, no estuvimos muy hábiles. Intentamos entrar en la primera matola que se dirigía a Likuni pero, como siempre, intentaban que pagáramos un precio excesivo, así que tomamos la siguiente sin fijarnos demasiado en el vehículo. Nos encontramos en una matola maloliente (llevaban dos semanas transportando pescado), llevada por un ‘dealer’/cobrador  que nos pareció un tanto antipático. Aun así, como nos pedían el precio justo nos subimos sin pensarlo dos veces. A los pocos minutos comprobamos que habíamos cometido un error, tras unas cuantas sacudidas el vehículo se paró en medio de la carretera y el ‘dealer’ nos explicó, tan tranquilo, que se había quedado sin gasolina. Cuando intentamos que nos devolviera el dinero para coger otra matola no nos dejó movernos y nos obligó a esperar hasta que arrancáramos de nuevo. Por si todo esto no fuera suficiente, al final del viaje intento subir de repente el precio del billete y costó mucho que aceptara que no íbamos a darle más dinero. En ese momento, uno de los pasajeros de la matola le dijo que no intentara timar a los ‘wazungus’ (blancos), que estaba siendo injusto y que tenía que dejar de intentar sacarles el dinero. Estuvimos muy contentos de comprobar que hay gente tan amable y con los principios tan claros.
 Una vez en casa, manos a la obra en la cocina: tortilla de patatas y pollo en escabeche, ambas recetas de nuestra super chef. Aunque Pili nos cuida de maravilla y no pasamos hambre, el motivo de estas exquisiteces fue la visita de nuestros amigos pintores Chief (que al final no pudo venir), Alfred y Mr Ari. Tuvimos una interesante comida con ellos en la cual probaron el pan con tomate y se maravillaron con la tortilla, que estaba especialmente buena.
Después de 10 días trabajando prácticamente sin descanso (tanto el viernes que era festivo como el sábado trabajamos), hemos decidido tomarnos un puente para recargar pilas. El jueves saldremos hacia Mzuzu, donde visitaremos los proyectos que Active Africa y Zichomo tienen en la región norte del país. Después nos esperan tres días de relax absoluto en las playas de Nkhata Bay.

Como veis estamos muy bien: el proyecto de pintar va viento en popa y los médicos aprendiendo a tope!

Un saludo a todas las familias y amigos y muchos besos!




martes, 6 de agosto de 2013

Más trabajo!!!!

Buenas días a todos!
Después de tanto tiempo sin poder actualizaros en nuestra historia (el internet en Malawi va como va!!), hoy tenemos varias cosas que contaros.
Empecemos por nuestro equipo de pintores: Marta Segarra, Martin y Jorge. Lo cierto es que son los que trabajan más y más intensamente!! El proyecto de mejora de la Private Wing avanza, y avanza según lo establecido. Nuestros pintores son cada vez más expertos y tardan menos en finalizar las habitaciones, en breves pintarán el pasillo y el edificio estará acabado en unas dos semanas!!! Por otro lado, tenemos una gran noticia. Sister Agness (gerente del hospital) nos ha propuesto un nuevo proyecto: reformar la clínica dental. Los ingenieros y el matemático (Martin) lo han analizado y han concluido que es viable. Nos pondremos con ello en cuanto finalicemos el ala privada!!!  De nuevo, esta reforma permitirá al hospital atraer a los pacientes que pagan por la asistencia, de modo que pueda atenderse también a los que no tienen recursos. Estamos felices!
Desde el equipo médico no tenemos noticias tan interesantes. Nacho, Marta Marí y Pilar nos hemos dedicado a analizar, anotar, reescribir, redactar informes… de todo aquello que hemos observado en los diferentes servicios del hospital. El trabajo es más aburrido, más tedioso, pero creemos que nuestras observaciones serán útiles también, y permitirán ahorrar recursos y optimizar los ya disponibles. Durante un par de días hemos estado siguiendo a Mr. Jairos, el jefe médico del hospital, lo que ha permitido a Nacho y Marta aprender un montón y a Pilar hacer más y más anotaciones! Los aspirantes a médicos hemos visto casos muy interesantes y hemos podido participar de las rondas y los diagnósticos, ¡también estamos encantados! Hoy nos reuniremos con sister Agness para entregarle nuestro informe/resumen de lo que hemos visto, y para que nos diga en qué línea quiere que sigamos trabajando a continuación. Hay que decir que también vamos de vez en cuando a ayudar a nuestros pintores, y que seguiremos ayudando una vez empecemos con la clínica dental.
Y, dejando el trabajo a un lado, os explicamos cómo ha sido el fin de semana. Aunque Malawi parezca un país pequeñito, lo cierto es que todo queda lejos si quieres irte fuera durante sólo dos días. Los viajes en matola son todo menos cómodos (es frecuente ir chafado entre dos personas de mayor envergadura, y todavía más común que una de esas dos persona lleve encima un gallo o pollo, vivo o muerto), y se alargan durante un mínimo de dos horas. Además, la matola no abandona la estación hasta que está completamente llena (los dueños del mini-bus llegan a introducir hasta 25 personas en un mismo vehículo), así que a veces la espera antes de iniciar el viaje se eterniza. Teniendo esto en cuenta, decidimos ir a un lugar cercano: la ciudad de Dedza. En primer lugar, es conocida por sus artículos de cerámica artesanal y, además, se encuentra a 25km de Chongoni Rock Art Area, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. Nosotros visitamos la zona de Mphunzi, que alberga pinturas rupestres de 2000 años de antigüedad. Lo más divertido fue llegar al lugar. La matola que cogimos en la estación de Dedza nos dejó a unos 30 minutos (esa fue la referencia que nos proporcionaron en el hotel, pero lo cierto es que, tras hacer el camino, las chicas creemos que nos habría llevado un mínimo de 3 horas), así que teníamos que encontrar un medio de transporte para alcanzar nuestro destino. La respuesta se nos apareció en cuanto descendimos del mini-bus: un grupo de bicicletas taxi, perfectamente acondicionadas con un confortable sillín adicional para transportar al pasajero, nos abordó de inmediato. Al principio nos mostramos un poco reticentes (todos menos Martin, que siempre está encantado de vivir este tipo de cosas!), pero lo cierto es que el viaje valió la pena. El paisaje era espectacular, y aunque todos sufrimos por los pobres conductores de la bici cuando pedaleaban por un tramo en subida (especialmente los que llevaban a Nacho y Martin, los que llevaban a las niñas sudaban algo menos!), disfrutamos muchísimo el trayecto. A medida que dejábamos atrás los diferentes poblados al margen del camino, motones de niños salían de sus casas con una sonrisa arrebatadora, gritando felices “bye mazungu, bye!”, “adiós, blanco, adiós!”, mientras agitaban sus manos con emoción.
Lo que se nos presentaba en un principio como uno de los pocos destinos posibles ha acabado siendo un fin de semana genial, que nos ha permitido además coger fuerzas para trabajar sin descanso esta semana!!!!

Muchísimos besos a nuestras familias, aunque nos lo estemos pasando genial, os echamos de menos!! (de vez en cuando…)


Tionana mawa!!!! (Hasta mañana!)

(Hemos intentado poner más fotos, pero el wifi de Malawi no lo permite!! Lo intentaremos de nuevo...!)